Contramano (2005-2007)
Contramano (intervención escrita) fue una revista publicada en la ciudad de Córdoba, entre 2005 y 2007, por una fundación denominada Centro de Investigación para la Intervención Social, que estaba conformada por diez sociólogos jóvenes que buscaban reconocerse en un espacio concreto. Dos de ellos, Mariano Barbieri y Franco Rizzi, oficiaron como directores de la revista, mientras que el resto del grupo aparecía como equipo editorial. Se publicaron seis números más una sección final (la despedida del proyecto) que integró el número 39 de otra revista importante en Córdoba en aquellos primeros años del siglo, La Intemperie.
Se trató de un proyecto dedicado a la investigación en acción social, aunque el perfil haya sido netamente cultural por la admisión de contenidos vinculados a distintas disciplinas artísticas. Este vínculo entre investigación y producción cultural fue constitutivo del grupo, y de la fundación, desde 2004, año en que alquilaron una vivienda en el barrio Alberdi de la ciudad de Córdoba donde montaron un centro de investigación pero también una idea de centro cultural: allí se organizaban recitales, lecturas de poesía, presentaciones de libros. En ese contexto, el objetivo de la revista fue tender puentes entre las revistas culturales, la producción literaria y la producción de textos científicos y académicos en el marco local. Según Mariano Barbieri, el grupo comenzó a trabajar desde la constatación compartida de que las lecturas a nivel universitario, y los trabajos de investigación que realizaban, generaban escrituras complejas, poco atractivas, que podían ser traducidas o encauzadas (ese era el desafío) a la escritura de textos literarios o periodísticos de acceso más “amable”: textos más simples y cortos que dieran cuenta de ejemplos concretos de las problemáticas que experimentaban en ese periodo.
De modo que el objetivo primigenio fue, a grandes rasgos, el de proponer escrituras distantes de las convenciones discursivas de la academia. Como expresó Barbieri, en general el grupo renegaba de la distancia entre lo que veían y trabajaban en la universidad y lo que pasaba en la calle; les interesaba proponer nuevas perspectivas para propiciar nuevos equilibrios. El grupo daba esas discusiones entre los miembros y las trasladaban al trabajo editorial: se corregían entre sí los textos, y buscaban “desacartonar” los modos de escritura, algo que a Barbieri, a la distancia, le resulta no del todo logrado: todos los integrantes luchaban para correrse de esas inercias del discurso académico institucionalizado.
El grupo editor recuerda a la revista La Intemperie como un proyecto estimulante a la hora de definir líneas y objetivos editoriales, aunque también observaban con atención a la revista Desafíos Urbanos, editada por la ONG CECOPAL. Ambas marcaban formas singulares de ese equilibrio que interesaba al grupo, entre escrituras académicas y de corte literario o ensayístico. De hecho, en el centro cultural llegaron a dictarse talleres de producción literaria, y los mismos talleristas sabían colaborar con textos para la revista; a la par, se realizaban entrevistas a sociólogos y politólogos, reportajes, notas de investigación.
Sobre el vínculo de Contramano con el campo literario cordobés: Barbieri afirmó que, a pesar de los objetivos iniciales, nunca lograron vincularse de un modo que los satisficiera. La naturaleza del circuito literario, con sus actores a cuestas, les generaba una incomodidad similar al del circuito de producción académico. Podría resumirse en el axioma ni escritores (por cierta frivolidad reinante) ni intelectuales (por la tendencia autorreferencial). No quisieron o supieron amalgamar ese trabajo junto con el de otros autores, en términos de influencias, y esas tensiones también se reflejan en la naturaleza de los textos que publicaban: textos híbridos que, según su director, no se animaban a ser del todo “literarios” ni a dejar de ser totalmente académicos: siempre tendían al apoyo en los datos, como en aparatos teóricos y conceptuales.
Hacia el final del recorrido les surgió la posibilidad de una salida conjunta con el grupo editor de La Intemperie: ese vínculo que había estado marcado, desde los comienzos, como una referencia de trabajo, terminó rubricándose con la salida de unas notas de Contramano en el número 39 de La Intemperie, en 2007, como único modo de seguir con vida. Sin esa posibilidad ya no pudieron continuar sumando números, y luego de esa experiencia compartida tampoco volvieron a aparecer.
Diego Vigna
Directores o responsables de edición
Dirección general: Centro de Investigación para la Intervención Social (C.I.I.S.). Directores editoriales: Mariano Barbieri, Diego Quattrini, Franco Rizzi.
Tipo
Revista impresa
Fecha de publicación
2005 - 2007
Lugar de edición
Córdoba, Argentina
Vínculo con otras revistas

Números de esta publicación: