Imagin Era (1991-1993)
Imagin Era nació como idea en el otoño de 1991, y terminó a fines de 1993 luego de la publicación de cinco plaquetas de poesía y narrativa que sucedieron a los cuatro números existentes. Llevó bastante trabajo preparar el número 0, según nos explicó su creadora y directora, la poeta Eugenia Cabral; único número que salió como “revista convencional”, podríamos decir. Luego de tal presentación, se publicaron tres números más que fueron definidos como “cuadernos” (no numerados pero sí fechados en tapa, al menos los cuadernos 2 y 3) en los que se desplegaban textos de pocos autores (uno o dos por número), algo que permitía profundizar en dichas obras. La diferencia, entonces, entre lo que Cabral llamó cuadernos y el número 0 fue una decisión editorial de profundizar los contenidos en torno a la obra de ciertos autores, más que consolidar una mirada panorámica.
El grupo con el que trabajó estaba confrmado por lo que Cabral llamó “gente joven”: Andrés Sosa, y luego la incorporación de Ana Echenique.
El contexto de aparición de la revista fue descrito por Cabral como posmodernista: la “novedad” de los alimentos light; ambientes limpios y estéticas frías que comenzaban a colonizar las apariencias, a la manera de la revista First (revista que editaba el grupo crediticio Diners Club en los noventa). Eso es lo que recuerda Cabral del “ambiente” cordobés en el que desembarcó el neoliberalismo con formato menemista. Esta descripción está asociada a cierto patetismo en el recuerdo de la directora; patetismo que había quedado flotando en el aire luego de la derrota en la guerra de Malvinas, y también a partir del desencanto con la primavera alfonsinista que terminó en un verano caliente de saqueos. El gobierno de Menem, aliado a la figura de Álvaro Alsogaray, produjo para Cabral una suerte de desinfección ideológica.
El título “quebrado” de la revista, Imagina / Era, remite a la idea de una era fruto de la imaginación. Cabral creía en esos años que el arte, la cultura o la literatura no podían dejar que el pregonado “fin de la historia”, y el conservadurismo reproducido por el sistema de valores, aplanaran todo. La idea madre fue rescatar a poetas de Córdoba con una cierta mirada sobre la calidad estética, sin importar cuál fuera el estilo de cada autor. Según Cabral, en la revista “había de todo” porque ponderaban, justamente, el diálogo entre autores. El foco estaba puesto en la poesía, aunque con el devenir de los cuadernos fueron publicando textos narrativos y entrevistas.
El proyecto reunió mucha gente y obtuvo atención, según la directora, por lo poco que había en aquellos años. Llegaron a vender ejemplares por anticipado para reunir dinero, y conseguían también alguna publicidad. Se movía de mano en mano y la librería El Espejo, en el centro de Córdoba, tenía ejemplares a la venta. Estas actividades eran necesarias por la ausencia de programas de subsidios para este tipo de proyectos.
La experiencia de la revista aportó un diálogo entre poetas y otros autores que antes no existía. El vínculo más importante se dio con los integrantes del taller literario de la Universidad Tecnológica Nacional, también protagonistas de la revista Extra muros (especialmente con Carlos Busqued, cuyo primer “dosier” de sus cuentos aparece en estos cuadernos). También realizaron acciones conjuntas con Giacomo Lo Bue, responsable de una galería de arte en ese entonces ubicada en el centro de la ciudad, donde presentaron la revista.
Diego Vigna
Directores o responsables de edición
Directora: Eugenia Cabral (en el número 0 figura Andrea Sosa como codirectora)
Tipo
Revista impresa
Fecha de publicación
1991 - 1994
Lugar de edición
Córdoba, Argentina
Vínculo con otras revistas