Las formas e intentos de abordar la reconstrucción de una memoria cultural, o el mapa de unas islas de sentido que emergieron en los tiempos en que todavía no se trataba de memoria, sino de actualidad, son múltiples. Y en su mayoría esos esfuerzos se rigen por la necesidad de crear conciencia de momentos o de cosas, hechos o emociones que tomaron presencia en determinados períodos y luego se interrumpieron o se discontinuaron. Un Archivo de Revistas Culturales de Córdoba, por ejemplo, es una excelente idea, producto de la conciencia de esa falta, de esas ausencias en la semiósfera de nuestra memoria, a la que constituyen; y la certidumbre de querer llenar esa conciencia mediante versiones digitales de los objetos mismos: un universo de publicaciones en papel que a la vez acompañaron el transcurrir de la acción y el pensamiento y fueron el fruto de las tensiones de su década respectiva. Por ende, testimonios de un tiempo y también de la forma de testimoniar cada una su momento personal y social.
Ahora, y en adelante, dicho archivo es más que una idea. Fruto de un esfuerzo considerable de respeto al pasado, mal acompañado por esta época que sin duda está quedando grabada en un torrente que parece caer hacia la nada, pero que dará cuenta de los latidos bajo el cielo de comienzos del segundo cuarto del siglo. Cuando faltan 975 años para completar el milenio. Y habrá cuenta también de las mezquindades y de las miradas hacia otra parte, para quitarlas de la humanidad misma y de su entorno, de sus obras y de sus proyectos, en especial los inclusivos, los empáticos y memoriosos; época esta infame de miradas apartadas sin el menor remordimiento.
El Archivo ReC ha presentado su colección que constituye un gran aporte a la preservación del patrimonio cultural de la provincia, al recorrer décadas de publicaciones culturales cordobesas que van (por el momento) de una primera publicación titulada Facundo, que apareció en 1935 y se extendió hasta 1939, hasta una última de recuerdo fresco: el único número de la prolija, lujosa y colorida COSO, que se presentó en el 2018 con una fiesta de las de antes de la pandemia en el Centro Cultural España Córdoba.
