Huérfanos (1984-1985)

Si bien sólo alcanzó a publicar tres números: el primero en julio de 1984, el segundo un mes después y el último en febrero de 1985, Huérfanos fue una de las revistas villamarienses más emblemáticas del período. En parte por su estética revulsiva, propia de un momento en que el retorno democrático permitía plantear, sin temores ni tapujos, una crítica descarnada hacia la represión y el oscurantismo de la dictadura. Y en parte, también, por las singularidades de su equipo editorial, conformado por periodistas, dibujantes y escritores que ocuparían un papel destacado en la actividad cultural de la ciudad tanto a lo largo de aquella década como en los años siguientes.

El consejo directivo estuvo integrado por Alejandro Schmidt, Normand Argarate, Tessie Ricci, Raúl Tolosa (Toul) y Gustavo Pablos. A excepción de Ricci, el resto había participado de la experiencia de la revista estaba Impulso (1982-1983), mientras que Schmidt, Argarate y Pablos serían luego directores de El gran dragón rojo y la mujer vestida de sol (1987-1991). Junto con ellos, también participaban como colaboradores regulares el periodista Víctor Alves, que ya entonces dirigiría la revista Cultura nacional (1983-1984), y el poeta y músico Omar Dagatti, que había sido integrante de Luna quemada (1982-1983). La lista se completaba con los aportes puntuales de María Rosa Bamonde, Melchor Ochoa, Gustavo Maders, Hugo Amaya, Rubén Ruedi, Miguel Andrei, Carlos Garro Aguilar, Silvia Donoso y Griselda Gómez.

Tributaria del estilo irónico y polémico de publicaciones como Cerdos y peces, El porteño o Satiricón, dos particularidades destacan a Huérfanos entre la decena de revistas del período. Por un lado, su nombre remite a una toma de distancia de cualquier tradición político-ideológica, que se traduce en la imposibilidad de reconocerse en las premisas de las opciones partidarias en curso. Y por otro, a ello hay que añadir su desconfianza frente al proyecto de sociedad que comenzó a consolidarse tras el retorno democrático de 1983. De ahí que en vez del tono de celebración que caracterizó al primer tramo de ese proceso, lo que se impone en sus páginas es la crítica a la persistencia del oscurantismo castrense en el contexto de una sociedad –y en específico, de una ciudad– que se define como conservadora y conformista, junto con la denuncia de un modelo económico cuyos efectos poco a poco comenzaban a potenciar las formas de precarización de la ciudadanía.

La idea de orfandad, en síntesis, es testimonio de una juventud desorientada tras la derrota de las izquierdas. Una juventud que se asume convocada a inventar una nueva tradición en un contexto que pronto se revelaría poco propicio para los ideales humanistas. Tanto es así que lo distintivo en sus tres números es la tensión entre una estética rebelde, provocadora, crítica con los cánones político-culturales de la época, y una perspectiva fundamentalmente pesimista con respecto al futuro del país. Dicha tensión sobre todo se observa tanto en el lenguaje soez y catártico de sus notas, que alcanza su grado máximo de virulencia en las columnas de Schmidt, tituladas “Así nos van pudriendo”, como también en la opción por un arte gráfico que podría definirse como surrealista y grotesco: imágenes en las que abundan cuerpos mutilados y fragmentados; escenas lúgubres, por momentos distópicas, en las que el horror de la dictadura persiste en un presente de incertidumbre económica y social.

En cuanto a sus contenidos, Huérfanos fue una experiencia que osciló entre la publicación de textos periodísticos y literarios. Al igual que otras publicaciones de la época, en sus páginas se superponen artículos de opinión y piezas de crítica literaria con cuentos, poesías, historietas y dibujos elaborados por sus integrantes. Un doble registro en el que la voluntad de intervención pública de su staff coexiste con el deseo de construir un espacio de difusión de materiales que no encontraban otras vías de circulación en el entonces rudimentario campo cultural villamariense.

Finalmente, la falta de conocimientos maquetación por parte del equipo editorial redunda en un diseño precario, de factura prácticamente artesanal. Huérfanos se imprimía en sistema offset en una imprenta ubicada en calle Yrigoyen y luego se distribuía personalmente o por correo. Pese a no tratarse de una publicación gratuita, las dificultades del grupo para conseguir publicidad, sumadas a los altos costos de distribución y al complejo escenario económico de la época, impidieron la continuidad de la revista luego del tercer número.

Gabriel Montali

Directores o responsables de edición
Consejo Directivo: Tessie Rici, Alejandro Schmidt, Gustavo Pablos, Raúl Tolosa (Toul), Norman Argarate.

Tipo
Revista impresa

Fecha de publicación
1984 - 1985

Lugar de edición
Villa María, Córdoba, Argentina

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