Luna Quemada (1982-1983)

Luna Quemada publicó cinco números, entre agosto de 1982 –finalizada la Guerra de Malvinas- y febrero de 1983. Fue llevada adelante por un grupo integrado por los narradores y poetas Alejandro Schmidt, Omar Dagatti, Bettina Dematteis, María de los Ángeles Fornero, Mario Moral y Tessie Ricci, además de la participación Raúl Tolosa (alias Toul), a cargo del arte de tapa. En algunos números se suman entre los colaboradores Sergio Stocchero y Rubén Darío Chiappero, que luego participan en revista Arte (1984), y Víctor Alves que estaría a cargo de Cultura Nacional (1983-1984). Las portadas impresas a una tinta (negra), se caracterizaban por un alto contenido simbólico que permite asociarlas al arco temporal que cubre el fin de la guerra con el comienzo de la transición democrática: en la primera aparece un hombre sentado en posición meditativa, mientras en la última hay un collage con la bandera nacional. La periodicidad estipulada era mensual y se sostuvo en el breve periodo de existencia de la publicación. La propuesta consistía en reunir a escritores jóvenes de la ciudad y constituir mediante la literatura un espacio de expresión en el momento en el que se proyectaba la ruptura con el autoritarismo dominante. Asimismo, la experiencia pretendía generar un espacio que se tornara refundacional, a través de la coexistencia en sus páginas de autores jóvenes y consagrados.

El grupo llegó a tener peso propio y se identificaba como una formación emergente que aspiraba a ocupar el centro del campo literario local. El nombre de la revista se vincula con la figura de la luna como metáfora dominante en la poesía romántica: “¿Porque se llamó Luna Quemada? porque la luna está quemada de tanto que la mencionan desde el Romanticismo” afirma María Fornero. Los contenidos abarcan poesía, narrativa, ensayo, y notas sobre teatro, artes plásticas, música y cine. Luna Quemada tematiza además la importancia de la cultura desde un punto de vista nacional, popular, anticapitalista, con el interés en la construcción colectiva y replicando lo que Roxana Patiño nombró como la “no tematización de la disidencia”. Esto remite a la decisión de poner en circulación discursos que desde la literatura o la crítica buscaban ser refractarios a la matriz autoritaria. En este sentido, los textos introductorios se pueden considerar “editoriales”, a saber, poemas seleccionados que definen una posición ética y estética. En el primer número es el poema de Juan L. Ortiz “Ah, mis amigos, habláis de rimas” donde la poesía es “si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva, / es asimismo o acaso sobre todo, la intemperie sin fin”. En el número 4, la elección de “Los mandatos ocultos”, poema de Carlos Mastronardi, sugiere una proyección desde los primeros versos: “Trabajo para un hombre insospechado/ oculto en algún siglo venidero./ Sin saber quién lo manda, está llamado/ a ser mi realidad y mi heredero”. El último número abre con “¡Piu Avanti!”, de Almafuerte, y el ya conocido “no te des por vencido, ni aún vencido/ no te sientas esclavo, ni aún esclavo”. Son varias las citas a otros autores que dialogan dentro de la revista con este carácter de resistencia y recomienzo: Carlos Drummond de Andrade, Leopoldo Marechal, Oliverio Girondo, Manuel J. Castilla, Ernesto Cardenal, Octavio Paz, Alejandra Pizarnik, entre otros.

El ciclo de Luna Quemada terminó cuando se retoma la militancia político partidaria. La idea inicial de alzar la voz para “no volver nunca más a la sombra” (Fornero, 2022) encontró su cierre en la víspera electoral, aunque eso no limitó desarrollo de este grupo de escritores que inician trayectorias –como Schmidt o Moral–, y luego se incorporan en otras experiencias revisteriles de la época.

Silvina Mercadal

Directores o responsables de edición
Consejo directivo: Omar Dagatti, Bettina Dematteis, María de los Ángeles Fornero, Mario Moral, Alejandro Schmidt. Arte y diseño: Raúl Tolosa (Toul).

Tipo
Revista impresa

Fecha de publicación
1982 - 1983

Lugar de edición
Villa María, Córdoba, Argentina

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